viernes, 12 de octubre de 2012

TODOS SOMOS ESCLAVOS DE NUESTRA SOCIEDAD

Llevo varios días evaluando a lo largo de mis vivencias la relevancia y la influencia de el entorno social que me rodea. 
Y he llegado a varias conclusiones muy curiosas:


Todos somos victimas y culpables de ella, todos la necesitamos y todos la repudiamos, es curioso, pero con nuestra evolución del raciocinio junto a nuestro innato instinto de supervivencia (alimentarse y respirar) nacemos con un innato instinto de "supervivencia social", desde pequeños son imprescindibles los estímulos entre el bebé y el entorno que le rodea para su evolución, y dependiendo de este, se formará su modus operandi futuro.

De nuestra vida social depende en gran parte nuestro estado de ánimo, inconscientemente interactuamos con nuestros congéneres buscando siempre una reacción, es nuestra naturaleza animal por decirlo de alguna manera, TODOS procuramos manejar nuestro entorno en nuestro favor, y cuando algo se escapa del supuesto control de nuestra mente es cuando se suceden los actos menos civilizados. Me explico, la naturaleza humana viene a ser menos civilizada de lo que queremos creer, pero debido a nuestra cultura y a nuestra experiencia, nos autocreamos un concepto de vida ideal, encontrando en el civismo la mejor herramienta de supervivencia sin recurrir a actos retrógrados o mas propios de animales salvajes, que acaban teniendo consecuencias desastrosas, así que procuramos ajustarnos a un modelo de vida social que mejore nuestra esperanza de supervivencia.


Todos somos egoístas, todos somos manipuladores, todos somos indeseables, todos, en mayor o menor grado, y el peor defecto es no saber reconocerlo. Es normal que hasta determinada edad (en cada persona diferente) uno no sea capaz de autoevaluarse, pero que no lo haga nunca es un serio lastre para su bienestar, y curiosamente esto pasa demasiado a menudo. Es más fácil pensar que somos buenísimas personas, que somos un ejemplo a seguir, que nosotros no nos equivocamos, que son los demás, de hecho es prácticamente inconsciente y casi una necesidad para sentirse bien consigo mismo, cuando nos vemos una falta es mas fácil mirar para otro lado y que todo siga siendo de color de rosa... Pero eso no quiere decir que sea real. Yo he optado por el camino de asumir mi condición humana con sus peores realidades, querer ser perfecto solo lleva a la frustración y al punto en que nuestra naturaleza humana saca lo peor de nosotros, caer en la desidia tampoco es la mejor opción, pues nuestra propia mente nos cataloga de inútiles, redundando en lo poco que valemos y eso no nos puede hacer felices jamás en la vida.

El ser humano actual, tiene una eterna búsqueda de la felicidad, de un bienestar personal que nos haga sentir en paz con nosotros mismos, y esto es otro de los grandes errores que cometemos. No podemos ser felices por que ser feliz no es una manera de ser, es un estado anímico eventual (provocado por la secreción en el cerebro de un hormona llamada serotonina ), y por lo tanto no puede durar eternamente, si eso sucediera, el cuerpo acabaría asimilándolo como algo normal y dejaría de surtir su efecto pasando seguramente a un estado de apatía que haría nuestra vida tan insulsa y monótona que dejaría de merecer la pena el experimentarla.

Como decía la copla del primer artículo si el negro nunca existiera el blanco solo no sería nada.

Por supuesto que nadie quiere ni desea para sí lo opuesto, al menos nadie que no posea algún tipo de desorden mental. 
Con lo cual volvemos a la base de mis principios, equilibrio.


Dicho esto, voy a analizar más concretamente nuestra forma de actuar, ayer en mi trabajo, tenía a una compañera indignada por la forma de actuar de una amiga, ella siempre defendiendo su integridad como persona y su indignación por la falta de confianza de su amiga. Curiosamente (no es que defendiese la posición de ninguna de las 2) traté de ponerme en la situación de la amiga, y tratar de razonar su "error", que no era más que en un estado de mínima embriaguez sentir invadido su espacio vital y defenderse con lo primero que encontró a mano en su cabeza (no hubo agresiones físicas, al menos que yo sepa), es curioso, mientras ella controlaba la situación disfrutaba de una tarde relajada, distendida y agradable, pero en el momento en el que se sintió amenazada perdió su racionalidad y respondió con la primera idea que le rondó la cabeza, errónea o no, la esgrimió para defenderse, y posiblemente la mantuvo por el simple hecho de no reconocer que podría haberse equivocado. Esto desató su odio, y como ya sabéis el odio lleva a la ira y la ira lleva al lado oscuro. Sin ser muy consciente de ello, una amistad y una confianza de 15 años quedó reducida a cenizas de las que probablemente no resurgirá ningún ave Fénix, pues en este tipo de situaciones, tras el daño hecho siempre queda la cicatriz, que lejos de desaparecer germina como si fuese una semilla ahondando más en la heridaEstoy seguro de que a ninguno nos suena este tipo de circunstancias, nunca nos ha pasado nada parecido, y por supuesto nunca nosotros hemos sido el origen de esa disputa... pero todos habremos perdido algún amig@ así. 

Es muy difícil aceptar y perdonar los grandes errores de los demás, y sobre todo recordar que nosotros también los cometemos. Es mucho más fácil resaltar los errores ajenos para que no se fijen en los nuestros, por eso triunfan los programas de cotilleos, y sinceramente en la vida real hay verdader@s geni@s en este arte milenario, más antiguo que la palabra que es el criticar. Pero tan necesario como equivocarse e intentar ser mejores, es necesario que la gente te critique, aunque sea mentira, por que es tu vida social lo que te hará exprimir lo mejor de ti, tanto los buenos amigos como los peores enemigos. Siempre me gusta tener un cabrón al lado diciéndome lo malo que soy, por que por mucho que sea mentira e intente hacer oídos sordos, siempre por callarle la boca intentaré ser mejor de lo que soy, y solo así se consiguen los imposibles. Ando leyendo precisamente la biografía de Steve Jobs, el cofundador de Apple, ese hombre era uno de estos "cabrones", pero además de un visionario, lograba sacar lo mejor de los que le rodeaban, los llevaba al extremo llegando a desesperarlos, y sabia reconocer el talento, con lo cual hizo que todo lo que tocaba fuera un éxito, pero menuda personalidad... 


En cierto modo todo viene a ser eso, todo el tiempo la clave de llevar una buena vida es el equilibrio, los tropiezos de la vida, lo mejor es asimilarlos cuanto antes, aprender a vivir con nuestros defectos sin dejar de reconocerlos y seguir tratando sacar lo mejor de nosotros mismos, las penas traerán alegrías y viceversa, y la única manera de disfrutar de situaciones excepcionalmente buenas es arriesgarse a asociarse, no tener miedo a equivocarte con las personas, reconocer que eres débil, que necesitas ayuda y esperar que la gente te falle, igual que tu también fallarás a la gente, si eres capaz de aceptar los errores de los demás, acabarás disfrutando de la vida. Vendrán tiempos malos, pero una mañana volverá a levantarse el sol y volverá a ser un nuevo día que te puede deparar la mejor de las experiencias. Sería un error tener un mundo ideal.


1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo. Creo que a eso se refieren con la paradoja de la vida, son un montón de contradicciones que al final te llevarán a la iluminación. Yo creo que hay que saber qué rol cumple cada contradicción para entender un poco mejor la vida, porque lo que estoy seguro es que nada es al azar.

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