domingo, 21 de octubre de 2012

Nostálgico

Es mi sangre, mi propia sangre...

Hoy tengo una profunda reflexión sobre la familia y la muerte, tengo claro que algún día me tocará, pero no me gusta pensar en ello, quizás por que se que ese día se acabó, que ya no hay nada más, ni vida eterna ni reencarnación, ni cielo ni infierno, simplemente todo se volverá negro hasta que el pensamiento deje de existir.
Quizás por eso me tomo más a pecho cuando alguien se muere, por que algo dentro de mí dice que no hay más, y por supuesto que no lo hubo antes. Es decir, como puede existir una reencarnación si no existe una memoria de una vida anterior, podrá contener una esencia de mí, pero no soy yo (como cosa mas extrema) yo soy el compendio de cosas que llevo vividas y las que me queden por vivir, mi memoria es lo que me identifica, las personas a las que quiero y las que me quieren, el cúmulo de experiencias que hacen que suban mis niveles de serotonina y me sienta feliz y las que hacen el efecto contrario con el resultado que conlleva.
Cada vez que alguien se va de mi vida, pierdo un poquito de mi, y eso, me entristece mucho, por contra cada vez que alguien entra en mi vida soy feliz, quizás por eso soy siempre el gilipollas que hace lo imposible por mantener a sus amigos pese a que a veces no respondan, pero son parte de mi, los quiero con sus virtudes y con sus defectos, me aportan esas experiencias, que hacen reaccionar a mi cuerpo con esas sensaciones que me hacen sentirme vivo, alegre o triste pero me siento y eso es lo que egoistamente mas me importa, sentir. Así que procuro sentir todo lo que pueda, aunque esa sensación no sea la más agradable del mundo (que quede claro que no soy masoca ni me gusta lesionarme), pero cuando toca pasar un mal trago lo afronto con la entereza de que eso me servirá para saborear mejor los pequeños buenos momentos de mi vida, esos que cuando llegue el día en el que dejen de sucederse en esos últimos suspiros mire para atrás y me hagan pensar que mereció la pena.
No lo debo estar haciendo muy mal, pues si bien algunos amigos no son tan amigos ahora, cuento con varias personas que convierten mi día a día en un interesante viaje de sensaciones. La mayor de todas y que me perdone el resto del universo son mis hijas, seguidas muy de cerca de mi mujer, mis padres y mis hermanos, tengo que reconocer que pese a todos los errores que he cometido en mi vida siempre han estado allí. A la que más mérito le doy es a mi mujer, por que es la que me aguanta por que quiere, es la única que no tiene por que soportarme pero no solo lo hace, sino que tiene una inmensa habilidad para hacerme feliz.
Mis hijas no tienen mas remedio que "soportar" que yo sea su padre, procuro sacar lo mejor de mí, aunque muchas veces no lo consiga, pero cualquier gesto de cariño de ellas hacia mí se convierte en una explosión de felicidad indescriptible.
Mis padres siempre han estado allí, siempre los he tenido en un segundo plano por que se que siempre están ahí, y no se lo merecen, se merecen estar al frente del todo por que todo lo que soy es gracias a ellos. Por desgracia no me he dado cuenta de muchas cosas hasta que he sido padre, y aunque a veces lo intento sinceramente me cuesta cambiar mi forma de actuar con ellos, pero cada cosa que descubro en mis hijas me hace comprenderlos mejor y arrepentirme de mis errores en el pasado, aunque sea lo suficientemente cobarde como para no admitirlo, a nadie nos gusta esa sensación de vulnerabilidad, es apabullantemente vergonzosa y aunque reconozco que es un error, no soy capaz de reconocerlo, aunque alguna vez trate de enmendarlo.
Luego mis hermanos, hemos tenido muchas diferencias y competitividades, hemos reñido y discutido, nos hemos envidiado, pero también nos hemos querido, precisamente cuanto mas pasan los años mejor nos llevamos, es muy difícil convivir con otras personas, y siendo niños en nuestra ignorancia cometemos los mayores errores de nuestra vida para con los hermanos. Pero los míos son unas magníficas personas que tienen un corazón que no les cabe en el cuerpo, muchas veces mas corazón que cabeza...
Mis primos y tíos, ese vínculo de sangre siempre nos hace tener algo en común, y desear que estén bien, predispone a una relación más íntima y menos egoísta por que la familia es la familia.
Y por último los amigos, no por ello menos importantes, los eliges a lo largo de tu vida por determinadas circunstancias, y acaban convirtiéndose en el epicentro de tus mejores anécdotas  quizás por que son los más afines a mi forma de ser, quizás por las circunstancias en las que nos hemos visto rodeados o quizás por que tengamos la mentalidad de nuestro tiempo y entendamos mejor nuestros problemas, pero si es cierto que quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero quien tiene todo lo anterior no necesita tesoros por que tiene lo más preciado de la vida..."vivirla".
Hoy he pasado la tarde con una buena amiga, de hecho nos llamamos "primos" aun sin serlo, su padre falleció la semana pasada, no puedo negar mi malestar por ello, por que además era un buen hombre, y auqnue muestra entereza se ve en sus ojos que hecha de menos a su padre. Filosóficamente me ha aconsejado que intente darle a mis padres ese cariño y esos te quieros que en muerte no le llegarán, y no he podido evitar pensar en quienes he perdido... Mi abuela Dolores, Mi tío Blas, mi prima Laurita... Manolo el marido de mi prima, Pepe el padre de quien hablaba antes amigos y compañeros que seguro que me olvido de alguno importante... y no puedo evitar sentir el corazón encogido y que se me empañen los ojos cuando me acuerdo de ellos, precisamente por que ya no tendré la oportunidad de darnos una experiencia más a nuestras vidas, aunque quedan con una mezcla de felicidad y dolor las vividas en mi recuerdo, por que fueron mi sangre o se ganaron mi corazón, nuestra propia sangre y nuestros propios corazones.
No os olvido ni a los que estáis ni a los que no, así que perdonadme si un día monto una fiesta solo por veros, no es por ser falso, es por que os quiero...

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