Sin nombres ni apellidos, llevo varias semanas esperando que uno concreto que quiso verme él a mi y no viceversa tenga un hueco en su apretada agenda, solo con la intención de saber que quería de mí,
un Don nadie enamorado de su tierra natal, la verdad es que la paciencia no es lo mío, pero antes de bloquearlo de mi cuenta de Facebook no he podido evitar mandarle un mensaje expresándole mi malestar, no por la no citación de la cual se supone que él era el interesado, sino por el deplorable estado de mi ciudad, una ciudad que se ha quedado sin identidad, solo hay enfermizos de sus tradiciones que se jalean mutuamente para ver quién es capaz de llevar su devoción más lejos y borregos que acatan la mierda que le ponen en la cara, ya no sabemos defender lo nuestro, si entran en nuestras casas nos roban, nos echan y nos apalean solo tendemos a pensar que somos demasiado malos y que no valemos para nada, le he preguntado si no podrían vivir con un sueldo menos abultado, sino podrían sacrificar una de sus múltiples pagas extraordinarias en ayudar a alguien que lo necesite, sino pueden defender a su pueblo de gobiernos y bancos que los hunden en la miseria, sino pueden facilitar a un padre que sustente a su familia sin recibir una multa que no podrá pagar, sino pueden facilitar las cosas a quien decide echarle huevos u ovarios a la cosa y ser su propia empresa, sin más ánimo que el de llevar el pan a su casa. le he enviado tantas preguntas a las que ni siquiera he querido esperar respuesta que me he dado cuenta de lo grave que es el que hayamos perdido la fé en la política, lo más gracioso es que me la trae al pairo, seguramente sus respuestas hubiesen sido políticamente correctas, es decir, decir cosas sin decir nada, sin comprometerse, sin mover un solo dedo, pero aún así no tengo ningún interés en escucharlas, mi vida no va a cambiar por ello, mi vida al igual que las de muchos ha decidido que la política para los políticos, yo sigo intentando hacer la guerra por mi cuenta para que mi familia tenga lo que necesita al menos, y de las puertas de mi casa para fuera no tengo nada que hablar. Es triste perder las ilusiones, por que son lo único que alimentan nuestras efímeras vidas, pero tal y como está la cosa, la politica para los políticos y que hagan con ella lo que quieran, que se la fumen o que se limpien en culo. Y a mi Isla de León, solo puedo llorarla, ya que perdió la identidad como una persona que tiene alzheimer, (perdón por la horrorosa comparación) pero seguramente se quedó sin ella cuando vencimos a Napoleón o cuando dejamos de llamarnos Real Isla De León para llevar el nombre de un rey indeseado.
P.D.: A esta no le pongo ni música ni imagen, por que la política solo me inspira eso, vacío.
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